Hoy es el primer día de la aceptación

 Hoy fue el primer día que me tocó ver a todos mis amigos, a quienes llamaba familia, salir todos juntos sin mí. Podría sufrirlo y llorarlo, podría recibir todos los "pobrecita Ros" del mundo pero ¿eso cómo me haría sentir mejor?

No gente, ya llevo unos meses llorando duro, tratando de entender qué pasó, yendo a terapia y llegando de nuevo a la misma conclusión: un narcisista siempre va a ser un narcisista, poner límites para alejarme es una medida de autocuidado, con todo y el resto de las consecuencias que eso amerite.
¿Cómo me salgo del dolor? cómo vivir en un contexto de ciudad conservadora, de invisible violencia donde el silencio es la regla, y quien la rompa será duramente castigado. ¿Dónde encuentro esperanzas de vida en un contexto que me ahoga?
Es en la búsqueda de la aceptación donde encuentro las fuerzas para superar lo que me separa de mi bienestar, en aceptar lo que fue como fue, porque el otro camino es obligarme a encajar donde no quepo, pues mis heridas de la crianza me llevan a querer pertenecer a alguna parte donde me sienta en casa, eso implicaría aguantarme todo porque me enseñaron que aguantar a los otros es amor.
Me da unas terribles nauseas la dura contradicción entre tener que callarme para cuidar mi carrera y tener que hablar para explicarle a mis círculos cercanos mis límites, me da miedo cada que hablo por las consecuencias laborales, pues se que el precio de hablar es la exclusión laboral y ahora me doy cuenta que también es la exclusión de mi propio círculo de amigos.
Y me pregunto para mis adentros ¿hacia dónde se supone que vaya ahora si ya no quiero relacionarme con estas personas?
Con estos últimos dos años de terapia psicológica he aprendido a poner límites, y he decidido que ya no quiero ni trabajar, ni ser relacionada laboralmente con ninguna persona que tenga comportamientos de reiterada violencia hacia mí, en general no quiero relacionarme con personas que no me respetan y por desgracia eso me lleva precisamente a vivir experiencias como la de hoy. Entiendo y me hago responsable de que mis límites me llevan a vivir mis situaciones actuales.
A veces les creo a ciertos agresores que aseguran que estoy loca, pienso "¿no será que estoy exagerando al tener esos límites así de rígidos? ¿no será que estoy mal y en realidad debería aceptar al mundo tan violento como es? en ese caso tendría que tomar parte y aprender a ser tan violenta como los demás", y ahí es donde me abrazo e identifico ese cinismo pesimista que me quiere cuidar. No, no es una locura querer vivir mi derecho a una vida libre de violencia.
Por estos límites es que tuve que hacer contacto cero con mi ex pareja, conocido e idolatrado por mucha gente a mi alrededor, no le veo sentido a hacer otra denuncia sobre él, mi mismo círculo de amistad me enseñó con sus acciones que realmente ni si quiera muchos de ellos tomarían una postura congruente a sus supuestos valores en contra de la violencia machista porque pueden beneficiarse de él y el beneficio vale muchísimo más la pena que nuestra amistad, así fuera una amistad de 15 años, ¿qué me puedo esperar de los demás?
A veces creo que estoy loca porque pienso ¿es que las leyes no valen aquí en México? ¿es que el activismo es más bien un outfit que se ponen los vatos para ser más confiables? Y sí a veces creo que estoy loca y que Beto tiene razón: "¿para qué saliste con un vato que ya sabías que ya tenía su "me too"? ¿dónde está tu responsabilidad ahí?"
Prácticamente entre líneas diciendo que yo me merecía lo que me pasó. Es como si todo lo que hablé con él durante nuestra relación hubiera sido tiempo perdido, tanto que hablamos sobre atención a víctimas y mira nomás, ese mismo mejor amigo dice que es mi culpa que mi ex pareja me haya violentado. Y todos lo eligen a él y me excluyen a mí ¿De qué sirve que hable de esto? ¿Realmente tendrá algún sentido?
Si supiera lo que hemos hablado "el denunciado" y yo al respecto, es más si lo supieran ustedes que me leen probablemente les daría un tremendo asco mi compasión.
No solapé, no le di la razón, le expliqué que si las cosas habían llegado a ese nivel de violencia en su anterior relación también habrían sido en parte su responsabilidad y que realmente yo no lo veía como una víctima, pero sí como una persona. Yo tenía aún esta creencia de que la violencia se podría decidir no practicarla, que los hombres violentos cambiaban, y en parte por esta actitud de esperanza en él, terminamos saliendo de nuevo. Sí hubo una actitud de mayor respeto esta vez, pero después de los meses comenzaron a salir cosas que mi mente simplemente no pudo soportar y me enfermé, busqué más ayuda psicológica porque aunque ya estaba yendo a terapia los abusos emocionales me estaban destruyendo y yo no estaba entendiendo qué estaba pasando. Me equivoqué en pensar que podría cambiar.
Al final ni si quiera ir juntos a terapia, ni ir a dos terapeutas me salvó de la ola de violencia que viví al final de la relación, y ni si quiera me interesa que esto se tome a modo de denuncia sino simplemente es el puro contexto de mi actual proceso de alcanzar la aceptación, si yo no me atrevía a nombrar como abuso, violencia, agresión ciertos eventos pues claro que no podría superarlos. Así que ese fue un paso que me llevó meses, y en el que requería apoyo donde Beto se ofreció a apoyarme, la neta creo que hubiera preferido pasarlo sola que haber pasado mi duelo junto a una persona que también ejerció violencia que de nuevo tuve que volver a ocupar más tiempo en terapia en tratarlo.
Esto fue como un "violencia-inception" brutal, donde parecía que cada vez que buscaba ayuda recibía abuso ahí mismo, cómo no voy a pensar que me estoy volviendo loca bajo esas circunstancias.
Aceptar es reconocer que vivimos en un mundo que hace gaslighting a las mujeres para no asumir la responsabilidad social sobre el enorme problema de violencia hacia nosotras, es entender que por más que Beto lo diga no es mi culpa, esa misma pregunta ya la había formulado en terapia "¿dónde está la responsabilidad mía aquí?" a lo que recibí de nuevo el contundente: la violencia es responsabilidad 100% de quien la emite, nunca de quien la recibe, y eso también es aceptación.
Ya no me considero una víctima, lo fui en los momentos donde me violentaron y hubiera seguido siendo víctima si permanecía en esas relaciones, ya no soy víctima porque rompí el ciclo, porque me salí, no fue fácil pero estoy orgullosa y siento que duermo bien con mis decisiones, aunque me haya equivocado (y admitirlo también me lleva a la aceptación) cada vez más estoy del lado correcto de la historia. Aunque sea difícil saber que estoy rodeada de todos sus fans, su gente que los ama, y se que por como es este mundo pudiese recibir aún más violencia por hablar, también me consta hacerlo me ha llevado a conectar con personas empáticas, que dedican incluso la vida a apoyar a personas que están en situaciones como la mía. Se que no todo el mundo me va a cuidar, que no todos van a saber qué decisiones tomar al saber esto, pero eso ya no está en mi control, solo quiero poder vivir sin tener que fingir que no pasó lo que sí pasó, incluso cuando todo mundo a mi alrededor quiera fingir yo no lo voy a hacer y eso es justicia para mí.
Mi silencio es solamente comodidad para la imagen pública de mis violentadores, es una condena de dolor para mí, si no querían que les nombre violentos no me hubieran violentado, así de sencillo, no tengo por qué callarme para hacerles la vida más fácil a todos a mi alrededor, este incendio lo comenzó la violencia, mi silencio no me ha protegido. Confío en que mi situación laboral encontrará su propio camino, quiero ahora más que nunca aferrarme a lo que me dice mi terapeuta: tu arte es tu puerta hacia la libertad. Y sí lo es, mis dibujos y escribir son mi puerta a la libertad, mi puente hacia las conexiones humanas que producen bienestar, en mi voz pronuncio mi vida.

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