Desromanticemos las familias

 No todas las personas que no tienen una relación buena con sus familiares son "red flags".

Dejemos de promover ideas que marginan a otrxs, de forzarnos a tener una relación "buena" (otra manera de decir hegemónica) con nuestra familia cueste lo que cueste, dejemos de romantizar la familia tradicional como el único y máximo modelo válido de relación.

No todas las historias de relaciones disfuncionales entre padres e hijos son pruebas de la "bondad" o "maldad" de ninguna de las partes, no son prueba de "qué tan buenxs somos resolviendo conflictos", no prueban una "inteligencia emocional".

Encuentro doloroso el estigma social que se vive cuando una deja de querer estar cerca de un familiar (o más). Me es doloroso saber de por sí que para que mi bienestar pueda darse tengo que alejarme de familiares que amé con todo el corazón en algún punto de mi vida, me es difícil atravesar esos duelos de separación por el mismo duelo en sí mismo. Pero le suma mucho más dolor el sentir que eso representa ubicarme en una llamada "red flag", porque no tengo "buena relación con mi familia".

Si supieran cuánto he hecho para que funcione, cuánto he dado, y al final la respuesta siempre es la misma, la alegría dura un ratito y se reinicia el ciclo de la violencia.

Es sumamente difícil lidiar con conocer personas nuevas y que me pregunten de mi familia, porque es un tema que me duele, y porque ahora a demás tengo miedo de que me marginen o me rechacen porque no encajo en el modelo de familia tradicional, y no porque yo sea una persona irresponsable que se encargó de cagarse sobre sus vínculos de amor, sino porque como diría un psicólogo que aprecio mucho "fue a los suyos, y los suyos no lo recibieron". A veces aunque demos todo de todas maneras no funciona.

Me he pasado la vida desenmarañando una realidad donde me siento perdida, aceptando un amor irrespetuoso justificándolo que con que "es que ellos son de otra generación", "es que ellos tuvieron una infancia difícil", "pues es que entiendo que les duele su divorcio y no están en el mejor humor", "es que está lidiando con sus propios procesos, si me grita y me maltrata no me lo debo tomar personal, si me convenzo lo suficiente puedo soltar el dolor y perdonar"... Porque incluso tomar otro camino, como responderles, como defenderme, como levantar la voz, si digo lo que me duele... entonces soy una "egoísta", entonces "ay para qué le dices, ya se enojó más", estoy "destruyendo la familia", "quiero toda la atención ", "doy demasiados problemas", soy "agresiva, hiper-sensible, exagerada" o "me enojo de todo"... y finalmente a las problemáticas, egoístas, traidoras nadie las quiere.

Y sí, afuera la gente te lo hace saber, eres una "red flag", una "inadaptada", y se hacen mil suposiciones sobre el por qué es que no tengo esta relación con la familia que "todos los demás normales sí tienen". La lógica de santificación de la madre (porque bueno, ya se ha vuelto un consenso social ese de que los padres hombres suelen ser los irresponsables, y entonces ahí ekis, no hay tanto estigma) daña no solo a la madre en sí, sino también a lxs hijxs.

La vida no es como los "normales" dicen que es, haber nacido en un contexto que te proveyera de amor y respeto incondicional, cubriera tus necesidades básicas, y hasta más es algo que no todxs tenemos, y no le da derecho a nadie a estar tachando de "red flags" a todas las demás personas que no lo vivimos así.

Imagínate... te abusa tu familia y encima para la sociedad la red flag eres tú... Me cago en las fórmulas mágicas rápidas y fáciles para clasificar a la gente entre las que "merecen" o no ser parte de la sociedad, que "merecen o no" amor.

Me cago en las fórmulas pseudocientíficas de discriminación entre "sanxs/cuerdxs/normales" y "enfermxs", por motivos de funcionalidad apegados al modelo de familia tradicional.

Estoy orgullosa de las decisiones que he tomado en mi vida con relación a mi familia, que si el costo es enfrentar ooootra capa de discriminación social que no conocía, un dolor nuevo de sentimiento de orfandad, una inestabilidad emocional temporal, pues lo pago. Me consta mi valentía, mi auto-respeto, me sostengo en mi propio amor incondicional.