Mentira que cuentas, poema que contesta

Indispensable ha sido conocer las diferencias entre víctimas y victimarios, salvador de vida poder decir YA BASTA al abuso sistemático.
Ahora los victimarios se hacen las víctimas, manipulan con mentiras, distorsionan la realidad a su conveniencia egoísta, me siguen pasando por encima pero no creo que sepan que la mujer salvaje, que la mujer capaz de romper el silencio VIVE, está más viva que nunca, las mentiras tarde o temprano se caen porque no se sostienen. Aquí eso se ha leído decenas de veces. 

Quien merezca la verdad será solo quien esté abiertx a escucharla, si la intensión oculta se disfraza de escucha, el lobo que venga con piel de oveja, se verá igualmente expuesto como cómplice de la versión violenta, de la narrativa que busca encubrir con todos los mantos al hombre, al patriarca, al abusivo sistemático.

Quien sea solapador se verá solapador, cómplice. Quien utilice la palabra de Dios para enterrar a sus hijas, estará destinada a la locura permanente, estará forjando los barrotes de su propia cárcel.
Quien sacrifique la voz de la justicia está sacrificando su propia libertad.

Cada nuevo intento de entierro es la condena de un poema nuevo, que libera a otra y otra hermana, simultanea e irónicamente elevando los barrotes de quien miente. Derrumbandose los escombros del relato perverso sobre los sueños más profundos del corazón del omiso, llegando este a nunca conocerlos.

Que ironía! Gastando su única vida, creyendo que en el renacer eterno obtendrán lo que con latidos no pudieron, la respiración termina y con ella las oportunidades de ser y tener lo profundamente deseado, sentencia eterna.

Mujer salvaje, nunca te calles, no acomodes el camino a quien te pone piedras y murallas, no hay una mano para quien llora mentiras, para quien busca destruir tu alegría, no hay amor para quien enferma para no perder el control.
El corazón comprende, pero no condona. La niña llora, pero la adulta la sostiene firme. Mujer salvaje, que sea tu voz la llave que libere a las inocentes piezas de ajedrez, que sin deberla ni temerla hoy son presa de manipulación perversa.

Libre por la voz, por el poema, por la canción. Libre por el lápiz, por las letras y la infinita imaginación.
Libre porque valiente contra los más grandes miedos, las batallas las gané.
He brillado incluso apagada, contra todo esfuerzo el fuego se ha extendido y ya no hay nada que lo pueda apagar

Comentarios

Entradas populares